DEDICADAS (ESTA Y LAS OTRAS TRES) A TODO EL GRUPO:
ARANTZA, IRENE, BEGO, SILVIA, ALBERTO, JUANJO Y JAVI.
Este año hemos buscado un destino cercano para pasar unos dias de vacaciones y hemos pensado en la isla portuguesa de Madeira.
Acompañados de varios amigos recorreremos algunos de los rincones mas interesantes de la isla y para empezar hemos decidido enlazar dos de sus levadas mas representativas y espectaculares: la Levada de Caldeirao Verde y la Levada do Caldeirao do Inferno.
Un mapa de la isla para situar la zona de la ruta:
De Funchal, lugar donde nos alojaremos durante toda nuestra estancia en la isla, vamos hasta Santana y de allí subiremos al parking del Rancho Madeirense, punto de partida de la ruta.
De camino podemos empezar a disfrutar de los bellos panoramas que nos ofrece la isla.
Llegamos al parking del Rancho, pillamos las motxilas y nos ponemos en marcha.
En este primer tramo del recorrido el sendero discurre por un precioso bosque.
Llegamos al paraje denominado As Queimadas donde realmente comienza el camino de la Levada de Caldeirao Verde.
Las bonitas "Casas das Queimadas".
Una pasada la cantidad de hortensias que hay en este tramo, las cuales le dan un espectacular colorido al camino.
Una levada es un canal construido con el fin de poder llevar el agua desde las montañas a las zonas de cultivo. Muchas de las levadas de la isla se construyeron hace unos cuantos siglos y, a juzgar por ciertos lugares por donde transitan, debieron costar la vida de bastantes hombres.
Hoy en dia los caminos que discurren al lado de las levadas se utilizan como senderos y ahora aquí estamos nosotros, disfrutando de uno de ellos,
Casi todo el recorrido de la levada ha sido protegido con pasamanos para mas seguridad de la gente que la recorre.
Nos encontramos en una zona de gran vegetación, casi en el corazón de Madeira, y aun asi, cuando esta se abre, podemos llegar a distinguir la costa norte de la isla.
Hay ciertos tramos que se podrían evitar (gente abajo a la derecha) pero nosotros hemos venido a hacerla “integra” e integra se hara, que leches.
La vegetación y el agua son los dueños del recorrido.
Irene, Arantza, Bego y Silvia, la “sección femenina” de nuestro grupo, abriendo camino.
En esta isla seguro que hay rincones que nunca han sido pisados por el hombre.
Hay puentes para evitar ciertos pasos, pero nosotros seguimos con la “levada integral” (camino por la derecha).
Atentos al camino pero sin poder dejar de admirar el recorrido.
“Eh, pero si hay que cruzar algún túnel”. Si alguien se va a aventurar por recorridos de montaña en Madeira…¡ imprescindible llevarse la frontal ¡.
Existen zonas en la que la presencia de los pasamanos esta bastante justificada puesto que la caída es de varios cientos de metros. Eso, si la abundante vegetación ayuda a que la sensación de verticalidad apenas exista.
Los tenían que tener bien puestos (o hacerlo forzosamente) aquellos que hace unos cientos de años tuvieron que trabajar sin protección para construir este canal tallado en la pared sobre estos cortados.
Paradojico el tema: mientras que unos sufrieron y arriesgaron la vida para construirlo, hoy en dia otros disfrutamos de forma segura de su recorrido.
Poco a poco vamos recorriendo los últimos metros antes de llegar al final de la primera parte de la ruta.
Hemos llegado a este impresionante lugar: la panorámica vertical no me quedaba bien asi tendreis que echarle un poco de imaginación para hacerse una idea del rincón que ocupa la Caldeirao Verde.
Paredes verticales por las que discurre una pequeña (ahora en pleno verano) cascada que va a dar a la poza que hay en la base de esta “caldera”.
Venga, como en el futbol: De pie y de izquierda a derecha: Alberto, Irene, Bego y Arantza. Abajo: Juanjo, Javi y Silvia.
“Estadio” Caldeirao Verde, Madeira.
Alberto retornando hacia la entrada de la caldera para, desde ahí mismo, enlazar con el recorrido de la Caldeirao do Inferno.
Al de pocos metros podemos disfrutar de unas impresionantes vistas sobre la Garganta de Ribeira Grande.
"Integral, nada de sendero”, aunque nos cueste una pequeña mojadura al pasar debajo de toda esa cortina vegetal que pende sobre nuestras insensatas cabezas.
“Agarrate a lo que sea, que no veas como resbala esto, campuzoooo”.
Un poco mas adelante el camino asciende por una zona de escaleras pero Alberto y yo vemos que hay un sendero que, a la derecha de estas, baja unos metros hacia donde parece que se encuentra la base de una cascada que tenemos enfrente.
Efectivamente, la caída de agua…
...y los dos “Pinotxos” (nosotros ya nos entendemos, jejeje).
Seguimos ahora los pasos del resto del grupo, que ha ascendido ya por las escaleras hasta la zona del Tunel del Pico Ruivo. Ahora tenemos que girar a la derecha para ir cruzando los tuneles.
Una impresionante obra de ingenieria a lo largo de kilómetros y kilómetros.
Seguimos avanzando y llegamos a uno de los rincones que mas me han gustado de mi estancia en Madeira: una estrecha y profunda garganta moldeada por las aguas que atravesamos transitando por cortos tuneles (con oquedades a modo de ventana)…
...que nos llevan hacia esa frágil pero segura pasarela del fondo sobre la que estamos Juanjo y yo.
A todo ello se une esta preciosa caída de agua que tenemos a menos de una decena de metros de la pasarela metalica.
Dicha pasarela conduce hacia ese estrecho hueco por donde cabe justo, justo una persona con una pequeña motxila. Este estrechamiento es la entrada de un túnel de unos 100 metros de longitud (necesaria frontal) y que será el primero de unos cuantos que deberemos de cruzar....
...antes de pasar a terreno mas abierto (dentro de lo que cabe, claro esta), para finalmente acceder a…
…la Caldeirao do Inferno.
Impresionante rincón con verticales paredes cubiertas de vegetación por las que resbala el poco agua que hay aquí en esta época del año.
Aquí si que parecemos minúsculos: si esta fuese la “caldera” nosotros bien podríamos ser los garbanzos (los únicos presentes, por cierto).
Asi como en la Caldeirao Verde si que nos hubiésemos pegado un bañito, aquí el color de la poza (aun sabiendo que tan solo sea el que le da la vegetación al agua) no invita precisamente a ello.
Duele el cuello con tan solo dirigir desde aquí abajo la vista hacia la boca de la Caldera.
El olor del agua estancada hace que tampoco es que sea el lugar ideal para comer, asi que después de disfrutar de la Caldeirao do Inferno unos minutos regresamos hasta la entrada del paso estrecho de la garganta para, a los pies de la bonita cascada, pegarnos un almuerzo marca de la casa.
Una vez repuestas las fuerzas emprendemos el camino de vuelta siguiendo el mismo recorrido que en la ida.
Arantza diciendo que le impresionaban las zonas verticales y mirala.
La niebla va echándose en algunos tramos lo que le da un toque mas interesante al retorno.
No todo es vertical.
Adentrandonos en los tuneles (insisto en la necesidad de llevar la frontal).
Llegamos a la zona de bosque, esto de va acabando.
Llegando a la altura del precioso par de casas que hay en Queimadas, desde donde continuaremos hasta el parking del Rancho Meirense, punto final del impresionante recorrido de hoy.
Ya en Funchal, y como hay que recuperar fuerzas, nada como una tipica “espetá” de carne para cenar y un rico gin-tonic de remate, con los que daremos por concluida nuestra primera jornada de estancia en la isla de Madeira.
DATOS DE INTERES (Orientativos)
Tiempos y distancia de ida (con bastantes paradas para hacer fotos):
Parking Rancho Madeirense - As Queimadas: 1,5 km / 25 minutos
As Queimadas - Caldeirao Verde (cascada y poza): 6,5 km / 2 horas
Caldeirao Verde - Caldeirao do Inferno: 1, 5 km /1 hora 10 minutos
Tiempo y distancia de vuelta:
Caldeirao do Inferno - Rancho Madeirense: 9,5 kilometros / 2 horas 20 minutos (sin contar el almuerzo)
1 comentario:
Ke bonito y kuanta envidia sana, esa garganta tenia pinta de klaustrofobik un poko no? Y lo del pintxakomoruno ese me imagino ke le dariais buena kuenta jeje
Un saludo
Andoni
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